La autobiografía Diario de una ninfómana, de Valerie Tasso, fue publicada en España en 2003 y alcanzó el medio millón de copias vendidas en todo el mundo; se ha traducido a más de 15 lenguas y es best-seller en 10 países. Hasta aquí todos de acuerdo… Los problemas comienzan cuando Christian Molina decide adaptarlo a la gran pantalla.
Según el director, Diario de una ninfómana está sufriendo una censura que dificulta su promoción, puesto que algunos medios de comunicación de Madrid se niegan a enseñar el cartel de la película. Reconoce que en otras ciudades también hubo pegas para que aceptasen esta campaña (concretamente en las vallas publicitarias de ámbito público), pero la única que dio un “no” definitivo fue Madrid. Parece ser que la Empresa Municipal de Transportes de Madrid (EMT) no expondrá la imagen ni en sus autobuses ni en las marquesinas, y además de esto, la emisora de radio Cope no emitirá ninguna de las cuñas promocionales, ni hablará de la película. Algunos de los términos que la Cope ha utilizado para referirse al cartel son “dudosa legalidad” y “gratuitamente provocativa”. El director trató de sortear los problemas creando un nuevo cartel para la campaña, mucho más sencillo que el anterior: una hoja en blanco donde aparecía escrito sólo el título del film. Pero volvió a ser censurado por el Ayuntamiento de Madrid, por lo que Molina llegó a la conclusión de que era la palabra “ninfómana” lo que les incomodaba.
La EMT alega que el cartel original fue enviado a Autocontrol, donde estimaron que no presentaba ningún problema siempre que incluyera la clasificación del público al cual va dirigida la película (en este caso, para mayores de 13 años). Según esta empresa y el vicealcalde de Madrid, los carteles no fueron expuestos porque tras comunicar a la productora el requisito de Autocontrol, éstos se negaron a incluir la recomendación de edad.
Pero lo bueno viene ahora: Autocontrol niega haber emitido informe alguno sobre la película o el cartel, ya que no se les remitió desde el Ministerio de Cultura el dato específico de la calificación de edad.
El resultado de todo este embrollo es que en Madrid el cartel original sólo podrá verse en las mamparas de los quioscos (porque dependen de sus dueños), y también aparecerá en el metro aunque retocado.
Sin embargo, lo más destacable son las estrategias de comunicación que podemos encontrar tras toda esta polémica, por ejemplo la intención del Ayuntamiento de posicionarse como conservadores ante ciertos sectores sociales de Madrid, apoyado por la Cope; o el provecho que el director de la película ha conseguido sacar, promocionando de manera gratuita Diario de una ninfómana gracias a la polémica.
Para más información, podéis visitar la web de la película (http://diariodeunaninfomana.es/) donde encontraréis diferentes artículos relacionados con ella, además de los tráilers.
Ah, y… ¡¡FELIZ AÑO NUEVO!!
LiDiA* Peralimonera