En el cine tenemos una gran variedad de géneros y subgéneros que dan diversidad y enriquecen este ilustre arte. Y como todo en esta vida, siempre hay un sector fiel seguidor y otro que es detractor. El cine de producción americana, es un cine en dónde casi siempre brilla ese sentimiento patriótico que les caracteriza a los “yankis”, sobre todo en películas de guerra, etc. Pero el ejemplo más claro de “americanada” 100% es con las películas de adolescentes.
Este tipo de películas siempre utilizan la misma estructura donde se repiten los mismo tópicos: en un instituto chica guapa y chico guaperas que pertenece a la banda más “cool”, y que son pareja; el chico tímido al que le gusta la chica guapa, situaciones cómicas, fiestas desmadradas, etc. y todo eso encarnado por actores jóvenes reclamados por las adolescentes. Un cúmulo de características en dónde la película nos puede resultar entretenida pero la escasa calidad argumental y demás brillan por su ausencia. Muchos ejemplos de estas películas son: American Pie (por excelencia), Chicas Malas, 10 razones para odiarte, Eurotrip, Roadtrip, y un sin fin más.
Este tipo de películas siempre utilizan la misma estructura donde se repiten los mismo tópicos: en un instituto chica guapa y chico guaperas que pertenece a la banda más “cool”, y que son pareja; el chico tímido al que le gusta la chica guapa, situaciones cómicas, fiestas desmadradas, etc. y todo eso encarnado por actores jóvenes reclamados por las adolescentes. Un cúmulo de características en dónde la película nos puede resultar entretenida pero la escasa calidad argumental y demás brillan por su ausencia. Muchos ejemplos de estas películas son: American Pie (por excelencia), Chicas Malas, 10 razones para odiarte, Eurotrip, Roadtrip, y un sin fin más.
La industria cinematográfica americana es la gran reina de este mercado y en nuestro país se refleja claramente, ya que el cine americano capitanea en nuestras carteleras quitándole protagonismo a los films españoles, y no por no hablar de las recaudaciones de estas películas, que superan y con creces a las españolas. Y es que, ¿por qué nos atraen estas películas?
Como Pierce nos mostró, con la semiótica tenemos una forma de analizar el mundo de la comunicación. Aunque es muy importante que para que se produzca esa apropiación de los signos por parte nuestra, la cultura y el contexto en el que se produzca deben de ser los adecuados.
Desde el punto de vista semiótico, estas películas comportan unos signos cargados de muchos significados que su público, principalmente jóvenes, fantasean y que intentan plasmar en su personalidad y su vida, cuando nuestra cultura es mucho mejor que la americana. Y con eso debemos de tener cuidado, pues muchas de esas fantasías, en un edad tan difícil como la adolescencia, pueden suponer un problema de integración o relación de una persona con el resto de la sociedad, es decir, si un chico/a necesita de esas pautas de conducta que las películas a veces nos muestran, es sinceramente por que esa persona no es capaz de aceptarse tal cual como es.
Simplemente estamos ante una pequeña invasión de esos valores que se camuflan a través de estas películas. Uno de los últimos estrenos españoles en la cartelera, Fuga de Cerebros, sigue ese mismo eje. Está arrasando en las taquillas, donde ya ha recaudado 4 millones de euros, y va camino de convertirse en la más taquillera en lo que va de año. ¿Por qué será?
Por último, volver a decir que al ser películas cargadas de signos, y la sociedad al estar expuesta ante ellos debe de ser capaz de adaptarlos a ellos o no. Sin embargo, desde mi opinión considero que nos estamos haciendo un flaco favor si nos dejamos sucumbir ante el encanto del mundo que se nos presenta en estas películas, pues el 98% de las cosas que suceden en ellas dudo mucho que sucedan en un instituto norteamericano hoy en día. Pues ese chico tímido que decida enfrentarse al guaperas por el amor de la chica guapa, acabe con muchísimas magulladuras e igual de solo que al principio.
Como Pierce nos mostró, con la semiótica tenemos una forma de analizar el mundo de la comunicación. Aunque es muy importante que para que se produzca esa apropiación de los signos por parte nuestra, la cultura y el contexto en el que se produzca deben de ser los adecuados.
Desde el punto de vista semiótico, estas películas comportan unos signos cargados de muchos significados que su público, principalmente jóvenes, fantasean y que intentan plasmar en su personalidad y su vida, cuando nuestra cultura es mucho mejor que la americana. Y con eso debemos de tener cuidado, pues muchas de esas fantasías, en un edad tan difícil como la adolescencia, pueden suponer un problema de integración o relación de una persona con el resto de la sociedad, es decir, si un chico/a necesita de esas pautas de conducta que las películas a veces nos muestran, es sinceramente por que esa persona no es capaz de aceptarse tal cual como es.
Simplemente estamos ante una pequeña invasión de esos valores que se camuflan a través de estas películas. Uno de los últimos estrenos españoles en la cartelera, Fuga de Cerebros, sigue ese mismo eje. Está arrasando en las taquillas, donde ya ha recaudado 4 millones de euros, y va camino de convertirse en la más taquillera en lo que va de año. ¿Por qué será?
Por último, volver a decir que al ser películas cargadas de signos, y la sociedad al estar expuesta ante ellos debe de ser capaz de adaptarlos a ellos o no. Sin embargo, desde mi opinión considero que nos estamos haciendo un flaco favor si nos dejamos sucumbir ante el encanto del mundo que se nos presenta en estas películas, pues el 98% de las cosas que suceden en ellas dudo mucho que sucedan en un instituto norteamericano hoy en día. Pues ese chico tímido que decida enfrentarse al guaperas por el amor de la chica guapa, acabe con muchísimas magulladuras e igual de solo que al principio.
Isabel García*
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