miércoles, 27 de mayo de 2009

Semiología cinematográfica a todos los niveles.

EL ANÁLISIS SEMIÓTICO Y LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE MASAS.


Introducción a la semiótica:

La semiótica o semiología, dependiendo del origen de su estudio, que está relacionado con sus máximos exponentes: Pierce, de los EE.UU (ámbito Anglosajón), denominó a este estudio semiótica mientras que Sausssure, Francés (ámbito Europeo), prefería el término semiología; es a fin de cuentas una disciplina que tiene como objetivo estudiar los sistemas de signos, así pues no se trata solo de un acto de lectura, sino de un análisis de las raíces, condiciones y mecanismos de significación; trata de clasificar los distintos tipos de signos y analizar su funcionamiento en distintos niveles.

Semiótica y Cine:

La semiótica pues se centra en cualquier ámbito de comunicación posible, pero vamos a centrarnos en el Cine, que como sabemos fue empleado como método de comunicación para influir en las conductas y opiniones de los espectadores durante el régimen Nazi, aunque este no es el único ejemplo.

El cine, a lo largo de su historia, ha desarrollado diferentes estilos para comunicar sus mensajes, pues no solo hay un modo correcto de comunicar, y el modo que se elija puede alterar diversos factores de la comunicación y orientarlos en otras direcciones como también condicionar la interpretación que haga el receptor de ese mensaje y contexto en que se realice la lectura también condiciona la recepción del mensaje. Por lo tanto nos enfrentamos a la complejidad de la comunicación y a los factores que condicionan la codificación y descodificación de los mensajes en el cine.

Las películas Noche y Niebla (Resnais, 1955) o Shoah (Lanzmann, 1985) que tratan sobre el Holocausto Nazi y sus víctimas, no afectan del mismo modo en un contexto Español que en Alemania o Israel, ni en el año en que se realizaron (sobretodo Noche y Niebla) que en la actualidad, pues las heridas no sangran con la misma intensidad, ya que el contexto social de recepción es diferente, al igual que el contexto en que se desarrollaron las películas es diferente, La codificación del mensaje pertenece al año en el que se elaboró la película pero la descodificación de este depende del año en el que se visualice.

Pero no solo vamos a centrarnos en la codificación y descodificación pues cabe recordar que la semiótica a parte de estudiar el significado de los signos en el seno de la vida social, también estudia los orígenes y nacimiento de estos.

Así pues, antes que nada, cabe decir que estas dos películas mencionadas anteriormente son la influencia para la película que años más tarde, en 1993, Spielberg dirigiría.
Hablamos de la La Lista de Shindler.


Hay un gran número de películas centradas en el nazismo que han ido asentando unas pautas de representación que mediante este modo de convención han sido asimilados y por tanto se ha elaborado toda una iconografía propia de las películas de esta temática, es decir,
estos films crearon un modo de representar ciertos aspectos de la barbarie nazi que al convertirse en símbolos, en signos de representación ya asentados y asumidos, influenciaron en el modo de representar hechos concretos de esta historia en películas venideras. Y precisamente estas convenciones fílmicas, que se configuran como iconos, han elaborado una Memoria del holocausto a través del cine, pues han servido a los espectadores para hacerse una idea de este histórico suceso a través de un modo de representación convencional que condiciona al receptor en su descodificación del mensaje.

Para terminar, recordemos que:

También podemos encontrar símbolos fílmicos en difere
ntes modos de representación del cine: como es el M.R.I, el estilo clásico, la nouvelle vague, neorrealismo Italiano,... que unas más y otras menos, pero todas se caracterizan por unas pautas de representación que se convierten en iconos que comunican al espectador (que lo ha asimilado por convención) cómo va a desarrollarse la película. Se tratan de un conjunto de significantes fílmicos.
¿quién no ha “adivinado” que sucederá a continuación en una película al ver un plano en concreto? Un plano,
una música, una ambientación, la luz... todo unido proporciona una esencia al mensaje que le diferencia como un signo, que transmite información al espectador.

Pero recordemos que no son los únicos símbolos que podemos analizar del cine, pues algo tan sencillo como la elección de un actor o una actriz también es un condicionante, pues muchas veces su imagen se convierte en un icono, en un símbolo, para la sociedad: Marilyn Monroe, Audrey Hepburn, Marlon Brando,...


Hay símbolos, signos e iconos por doquier, todo aquello que transfiera información, todo significante, llevará consigo un significado.

Victoria Monserrat Stangler.

viernes, 15 de mayo de 2009

Las cosas en el cine no son ni "así" ni "asá".

Entendiendo que la semiología tiene como objeto todo sistema de signos (las imágenes, los gestos, los sonidos…), y definiéndose por tanto como el estudio de los signos, su estructura y la relación entre significante y el concepto de significado, vamos a relacionarlo con la temática de nuestro blog, esto es, el cine. El cine podría entenderse como una representación estética, al igual que un poema o la literatura en general, con la única diferencia de que ésta emplea la imagen como su máximo mecanismo de expresión. Este espacio fílmico construye deliberadamente las asociaciones y pensamiento en el espectador, ahora bien, si todo el montaje está reorganizado en función de una serie de acontecimientos que han sido seleccionados con precisión tendrá un determinado efecto u otro sobre el espectador (que no tiene, precisamente, porque ser idéntico en todos); evidentemente todo ello no dependerá de una exclusiva imagen aislada, sino de la relación entre diversas imágenes creando ese universo fílmico propio de cada película…sin embargo ¿No es cierto que todo ello dependerá en gran medida de la experiencia y libre asociación del espectador?
Sin ir más lejos vamos a tomar prestadas un par de escenas de algunas películas para demostrar como la subjetividad arrolla al film (en este caso ,mi subjetividad), convirtiéndose la interpretación de la película en algo demasiado propio y profundo por parte del espectador:

La soledad del corredor de fondo” 1962, Tony Richardson.
Nos centraremos en la escena casi final, dónde Collin Smith (protagonista) se enfrenta a la carrera final y decisiva. Bien, todo comienza con la imagen del dinero quemándose, que simboliza la idea de la destrucción de la cultura del éxito bajo la que está sometido; visualizándose por tanto su conflicto interior. Él está completamente inmerso en la realidad, pero como marioneta del director de la escuela, y para romper con esa representación hace ostentación de su ruptura (actuando y poniendo en escena que NO va a ganar la carrera). No hace más que “jugar”, correr para un determinado equipo supone jugar un papel, y él lo rompe desde dentro.
*No hemos encontrado la secuencia exacta de la que hablamos en formato video.

Hiroshima mon amour” 1959, Alain Resnais.
En la escena inicial que da comienzo a la película. Juega con un registro denotativo y cuenta de una forma poco convencional una relación esporádica (sexual y emocional), adúltera (en un determinado momento se ve un anillo) e interracial (francesa y japonés). Los personajes no se llaman por sus nombres, de ahí “Hiroshima…”. Hay un montaje dialectico con el choque de imágenes: piel-ceniza-agua (doble registro, ya que hablan de lo terrible pero también del sexo o del amor). Además de ello cuando la película da comienzo aparece una planta que ilustra los créditos, planta que se reidentifica con lo nuevo que nace a raíz del desastre de Iroshima, en la misma tierra.
*Fragmento (el más cercano y exacto al que comentamos): http://www.youtube.com/watch?v=s1ZNHgBkGxo&feature=PlayList&p=4DF5BDE1CC66F3CF&playnext=1&playnext_from=PL&index=7 .
La dolce vita” 1960, Federico Fellini.
Nos limitaremos a comentar la escena en la que Marcello y Anouk hablan en privado durante la fiesta. La imagen es barroca (el plano aparece lleno de cosas y más cosas), llenan el encuadre y lo saturan porque el lugar y la fiesta es pura saturación. Entre ellos late la voluntad de hacer visible una miseria, sin embargo no abandonan el lugar porque tienen algún tipo de angustia preferible a la miseria material. Ambos se comunican a distancia cuando hablan de cosas serias: el amor; él lo oye desde la distancia porque no se atreve, más tarde ella se contradice y entra el juego un relativismo radical, las miserias y el hecho de estar basados en pura imagen,algo extendido que forma parte del tejido de sus vidas.
*No hemos encontrado el fragmento original al que nos referimos, sin embargo este video musical incorpora la secuencia én sí: http://www.youtube.com/watch?v=XwH-2qXbizg&feature=related

Con todo ello lo que pretendo demostrar es que aunque todas las películas tengan una determinada denotación, propia y otorgada por el autor, lo cierto es que la connotación (los valores significativos asociados) van estrechamente ligados a cada uno de los espectadores, y mi connotación, mostrada con anterioridad, nada puede tener que ver con cualquier otra forma de haber entendido la misma película y/o escena. La codificación, mediante la cual la información de una fuente es convertida en símbolos para ser comunicada, sería la película pura y en sí; mientras que la decodificación sería el proceso por el cual se convierten en símbolos en información entendible por el receptor (humano) donde la subjetividad juega un papel de lo más importante.

Rosana Peña.

¿Qué buscamos los jóvenes?

En el cine tenemos una gran variedad de géneros y subgéneros que dan diversidad y enriquecen este ilustre arte. Y como todo en esta vida, siempre hay un sector fiel seguidor y otro que es detractor. El cine de producción americana, es un cine en dónde casi siempre brilla ese sentimiento patriótico que les caracteriza a los “yankis”, sobre todo en películas de guerra, etc. Pero el ejemplo más claro de “americanada” 100% es con las películas de adolescentes.
Este tipo de películas siempre utilizan la misma estructura donde se repiten los mismo tópicos: en un instituto chica guapa y chico guaperas que pertenece a la banda más “cool”, y que son pareja; el chico tímido al que le gusta la chica guapa, situaciones cómicas, fiestas desmadradas, etc. y todo eso encarnado por actores jóvenes reclamados por las adolescentes. Un cúmulo de características en dónde la película nos puede resultar entretenida pero la escasa calidad argumental y demás brillan por su ausencia. Muchos ejemplos de estas películas son: American Pie (por excelencia), Chicas Malas, 10 razones para odiarte, Eurotrip, Roadtrip, y un sin fin más.

La industria cinematográfica americana es la gran reina de este mercado y en nuestro país se refleja claramente, ya que el cine americano capitanea en nuestras carteleras quitándole protagonismo a los films españoles, y no por no hablar de las recaudaciones de estas películas, que superan y con creces a las españolas. Y es que, ¿por qué nos atraen estas películas?

Como Pierce nos mostró, con la semiótica tenemos una forma de analizar el mundo de la comunicación. Aunque es muy importante que para que se produzca esa apropiación de los signos por parte nuestra, la cultura y el contexto en el que se produzca deben de ser los adecuados.
Desde el punto de vista semiótico, estas películas comportan unos signos cargados de muchos significados que su público, principalmente jóvenes, fantasean y que intentan plasmar en su personalidad y su vida, cuando nuestra cultura es mucho mejor que la americana. Y con eso debemos de tener cuidado, pues muchas de esas fantasías, en un edad tan difícil como la adolescencia, pueden suponer un problema de integración o relación de una persona con el resto de la sociedad, es decir, si un chico/a necesita de esas pautas de conducta que las películas a veces nos muestran, es sinceramente por que esa persona no es capaz de aceptarse tal cual como es.
Simplemente estamos ante una pequeña invasión de esos valores que se camuflan a través de estas películas. Uno de los últimos estrenos españoles en la cartelera, Fuga de Cerebros, sigue ese mismo eje. Está arrasando en las taquillas, donde ya ha recaudado 4 millones de euros, y va camino de convertirse en la más taquillera en lo que va de año. ¿Por qué será?

Por último, volver a decir que al ser películas cargadas de signos, y la sociedad al estar expuesta ante ellos debe de ser capaz de adaptarlos a ellos o no. Sin embargo, desde mi opinión considero que nos estamos haciendo un flaco favor si nos dejamos sucumbir ante el encanto del mundo que se nos presenta en estas películas, pues el 98% de las cosas que suceden en ellas dudo mucho que sucedan en un instituto norteamericano hoy en día. Pues ese chico tímido que decida enfrentarse al guaperas por el amor de la chica guapa, acabe con muchísimas magulladuras e igual de solo que al principio.
Isabel García*

La semiótica en el cine infantil

¿Quién de nosotros nunca ha visto en su época de niñez películas tales como el Rey León, Aladdín, El libro de la Selva, entre otros? Pues bien el cine como muchos otros medios se rige mediante un sistema de significación ya que acoge muchos elementos tantos icónicos como verbales. Bajo este sistema se encuentra la semiología que según Roland Barthes tiene por objeto todo sistema de signos, cualquiera sea su sustancia, cualesquiera seas sus límites: imágenes, gestos, sonidos, objetos, ritos, protocolos, espectáculos constituyen, sino lenguajes, sí sistema de significación.

Así bien podemos decir que todos estos signos que contienen estas películas (en general todo el cine) son portadores de significado. Y como tal cada uno de estos signos no aporta un solo significado ya que el cine es un elemento muy subjetivo que puede dar lugar a múltiples descodificaciones. Así pues, sin ir más lejos, haciendo referencia a las películas citadas al principio, hay que hacer hincapié en que muchas de ellas puedan conllevar a diferentes descodificaciones erróneas (lectura aberrante).

En la película Aladdín podemos ver como, quizás lejos de la pretensión del director del film, pueden llevar a ideologías racistas. Podemos observar como muchos de los personajes de apoyo de la película son retratados como grotescos, violentos y crueles, con un fuerte acento y una nariz grande mientras que el protagonista, Aladdín no lleva ni barba, ni tiene la nariz grande, no tiene acento. Todo esto puede provocar cierto sentido racismo debido al aire más norteamericano que le han dado al personaje y al cual puede sentirse ofendido toda la comunidad árabe.

Por otro lado tenemos otro mítico del cine infantil, Pocahontas. Este film también puede llegar a ser descodificado de manera racista debido a la interpretación que le ha dado Disney de la historia colonial. En ella la protagonista se convierte en una especie de supermodelo al estilo Barbie con una esbelta silueta cuya relación con ese hombretón ario, John Smith transforma un acto de barbarie colonial en un acto sentimental romántico multicultural. Parece quizás que en vez de construirlo como un hombre malo cuyo causante de muchas muertes se le caracteriza como el hombre políticamente correcto y refinado al estilo Calvin Klein. Pues bien lejos de otras estrategias comunicativas que pretendería seguir el director esta puede ser una de muchas lecturas aberrantes que se les puede dar a la historia, donde muchos de estos públicos pueden aplicar todos estos subcódigos que hemos citado anteriormente ( hombre ario, correcto, refinado..) para darle otra lectura diferente a la historia real.

Por otra parte, nombrar otro clásico y es el film del Rey León. En este film podemos ver como mediante la codificación de un lenguaje un tanto racista puede llevar a diferentes descodificaciones de los mensajes. Así pues, centrándonos en la versión original del film, podemos observar como los miembros de la familia real se expresa con un acento británico mientras que los malos se expresan con un acento más latino, urbano, propio de la juventud negra. Por tanto, lejos de lo que film pretende conseguir, esto puede conseguir que los niños vean que todas estas razas no pertenecientes a la raza blanca pueden ser dotadas de inferiores.

Para concluir y coincidiendo con la llegada al poder del primer presidente estadounidense negro, Barack Obama, Walt Disney ha decidido aprovechar el “furor de del momento” para crear su primera princesa de cuento negra, en la película que se estrenará a finales de año The Princess and the Frog (la princesa y la rana). Hasta ahí todo correcto, pero lo que está dirigiendo un aluvión de críticas a la Disney es que aunque la princesa es negra, el príncipe no es ni azul, ni negro; es blanco. Y es que para muchos esto arruina la posibilidad de que los niños vean y sueñen por primera vez con una pareja negra. Desde Blancanieves y los siete enanitos en 1937, todas las princesas han sido blancas a excepción de Pocahontas y Jasmine en Aladdin.
Por su parte, Anika Noni Rose, la actriz negra que presta su voz a la princesa Tiana, dice que la gente debe mirar más allá del color de la naturaleza. "No sólo es ella la primera princesa negra, ella es la primera princesa americana. Nunca hemos tenido una princesa americana. El alcance y el significado es más grande que incluso la gente darse cuenta", añadió.
Por ello, esta generado mucha polémica la posible descodificación que pueden realizar los niños al encontrarse con una pareja multirracial y pudiendo incluso a interpretar la película de racista al no proponer un príncipe negro, como muchos sectores de la población piensan. Así pues el cine se trata de un sistema muy subjetivo dotado de múltiples significados para todos los gustos. ¿Pero no es verdad que muchas de estas descodificaciones pueden llevar a sobrepasar los límites de los derechos humanos?
María* Peralimonera*

jueves, 14 de mayo de 2009

Ángeles y Demonios

La nueva película de Ron Howard se estrena este mes, y al igual que su predecesora El código Da Vinci (ambas adaptaciones de los best-sellers de Dan Brown), ha traído polémica consigo. Ángeles y demonios trata sobre los misterios y las leyendas que han ido surgiendo a lo largo de la historia de la Iglesia Católica; narra las aventuras del profesor Langdon, quien investiga una secta de científicos (conocida como Illuminati) que pretende atacar el Vaticano con una terrible arma nuclear para así interrumpir el cónclave y la elección de un nuevo Papa.

Una vez más, la Iglesia ha vuelto a tomar partido en las cuestiones culturales y con ello en los medios: un obispo italiano de 102 años, Antonio Rosario Mennonna, calificó el film como "muy denigrante, difamatorio y ofensivo contra los valores de la iglesia y la reputación de la Santa Sede". Además, el Vaticano denegó varios permisos para filmar escenas de la película que debían llevarse a cabo en el interior de sus Iglesias, y por otra parte, según declaraciones del director, ejerció influencia para que una recepción relacionada con el estreno de la película que debía tener lugar en Roma fuese cancelada, a pesar de que previamente había sido autorizada.

Ante toda esta situación, Howard ha comentado: "Mi única frustración como cineasta es que en verdad dimos un par de ocasiones en marzo para ofrecer a obispos y otros la oportunidad de ver la película. Y todas ellas fueron rechazadas. Hasta ahora, todas las críticas, todas las quejas sobre la película han salido de gente que no la ha visto".

Para analizar este caso desde el punto de vista de la semiótica, debemos aplicar un concepto proveniente de Umberto Eco: la lectura aberrante, producida cuando los receptores desmontan la estrategia comunicativa y, aplicándole distintos códigos y subcódigos al texto, le dan un sentido diferente al previsto por el emisor. En esta situación concreta, la intención del emisor (el director de la película) era reflejar en su film el conflicto entre ciencia y religión que tiene lugar en la sociedad desde hace décadas, pero los códigos (el lenguaje) y subcódigos (sobretodo el ideológico en este caso) utilizados por algunos receptores (la Iglesia) durante el proceso de decodificación del mensaje han sido diferentes, y han construido su propia interpretación la película como un insulto real hacia la historia del Vaticano donde se cuestionan actuaciones fraudulentas y conspiraciones, más allá de la ficción del género de aventuras.

Lidia Palmer*